La problemática del comercio ambulatorio en el Perú es una cuestión compleja y presenta varios desafíos en términos de regulación y control. También es importante considerar las necesidades y circunstancias económicas de aquellos que se dedican a esta actividad. El comercio ambulatorio consiste en vender productos y ofrecer servicios de manera informal en las calles y espacios públicos, sin contar con una ubicación fija o autorización formal. Esta práctica es común en el país y ha existido durante varios años.
¿Por qué hay tanta informalidad con el comercio ambulatorio? ¿Qué alternativas efectivas ofrecen las autoridades? ¿Por qué es una problemática social? Estas son preguntas relevantes para comprender la situación.
La venta ambulante en el Perú abarca una amplia variedad de productos, desde alimentos y bebidas hasta ropa, artículos electrónicos, juguetes y productos de belleza, entre otros. Muchos vendedores ambulantes ofrecen sus productos en carritos, mesas o simplemente en el suelo, desplazándose de un lugar a otro en busca de clientes. Sin embargo, esta práctica también plantea desafíos y controversias.
Por un lado, algunos consideran que los vendedores ambulantes generan empleo e impulsan la economía local, especialmente en áreas con alta informalidad laboral. Por otro lado, otros argumentan que su presencia en las calles afecta la seguridad, la limpieza y la planificación urbana, y compiten de manera desleal con los comerciantes formales.
Las autoridades peruanas han implementado diversas medidas para regular la venta ambulante, buscando equilibrar los intereses de los vendedores y el orden público. Sin embargo, se han observado situaciones de violencia durante los operativos de regulación, donde los vendedores son agredidos, sin importar si son mujeres, niños o adultos mayores, lo que pone en riesgo su integridad personal y la recuperación de sus productos.
Otra acción que han intentado las autoridades es la formalización del comercio ambulatorio, brindando facilidades en el acceso a locales comerciales para que puedan ofrecer sus productos sin generar desorden en la ciudad. Algunos vendedores han optado por esta opción y se han formalizado, pero aún hay un gran número de comerciantes en las calles, ya que para algunos resulta más rentable trabajar de esa manera.
Es importante comprender y profundizar en las causas del comercio ambulatorio para poder abordar la problemática de manera integral. Según las normas peruanas, un vendedor ambulante se distingue entre un "vendedor ambulante autorizado" que tiene una licencia del gobierno local y un "vendedor ambulante no regulado" que no cuenta con licencia y desarrolla su actividad de manera informal.
En nuestro país, los vendedores ambulantes pertenecen a dos estratos sociales: los pequeños capitalistas o empresarios que venden sus productos y los subempleados o desempleados que se ganan la vida con el comercio ambulante. Se pueden clasificar como "exclusivos", cuya única fuente de ingresos son las ventas ambulantes; "trabajadores a tiempo parcial", que se dedican al comercio ambulante como segunda fuente de sustento económico; o "eventuales", aquellos que recurren al comercio ambulante en situaciones de emergencia para llegar a fin de mes.
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