En los últimos años, los partidos políticos en el Perú han mostrado la característica de ser efímeros y sumamente personalistas, y debido a su éxito, han terminado por configurar la arena electoral en beneficio de organizaciones que giren en torno a su líder fundador, lo que también provoca que, sin este, el partido colapse. Así, algunos partidos políticos también se volvieron “vientres de alquiler”, partidos sin ningún contenido, y que lo único destacable era su vigencia dentro del Registro de Organizaciones Políticas que le servía de vehículo electoral para algún candidato. A pesar de tal dificultad, la democracia en el Perú sigue manteniéndose, aunque este lo hace con organizaciones políticas cada vez más impopulares.
Pese a un escenario complicado para la supervivencia de un partido, Fuerza Popular se ha mostrado como un partido sólido y con la capacidad de llevar a su candidata y fundadora, Keiko Fujimori, a tres segundas vueltas consecutivas. Vemos un apoyo electoral solido hacia este partido, lo que le otorga una vigencia e importancia en la política peruana, pero ¿Cómo ha sido capaz de este logro? En un sistema de partidos donde prevalece la figura del candidato por encima del partido, y donde los ciudadanos son desafectos hacia la política, Fuerza Popular ha sabido construir una identificación con el electorado peruano.
El fujimorismo nace del recuerdo del gobierno de Alberto Fujimori como una gestión que logro sacar al Perú de la crisis del primer gobierno de Alan García, y destacan características como su autoritarismo, a la que se le ha llamado gobierno de mano dura; políticas económicas neoliberales capaces de sacar al Perú de una crisis; programas sociales para el beneficio de los estratos socioeconómicos bajos; su lucha contra el terrorismo; su enfrentamiento con la clase política tradicional; entre otras características. Fue un gobierno que genero vínculos personalistas con el electorado, en demerito de partidos políticos tradicionales, aunque luego del destape de sus actos de corrupción, ser simpatizante del fujimorismo era mal visto.
No fue hasta el regreso de Fujimori al Perú en su intento a las elecciones del 2006, que el fujimorismo se reagrupo para el apoyo de su candidatura, otorgando también la mayor votación a Keiko Fujimori para el congreso, y más tarde defendiendo a Alberto Fujimori del juicio a cárcel, del cual decían que se trataba de una persecución política.
Keiko Fujimori postularía más tarde a la presidencia de la república y con ello formaría Fuerza Popular. Para la construcción de su partido usaría los vínculos personalistas de su padre, al ser la sucesora directa de Alberto Fujimori, despertó la simpatía de los fujimoristas, pero también agrego su propio discurso, uno donde respeta los principios democráticos para alejarse de lo que fue la dictadura de Fujimori. De esta forma Fuerza Popular no solo se trata de un partido siguiendo la obra de Alberto Fujimori, sino que agrega aspectos como el respeto a la democracia y sus instituciones, otorgando un discurso renovado.
Esta construcción del fujimorismo en Fuerza Popular ha atraído simpatizantes de distintas partes del espectro político izquierda-derecha, prevaleciendo las personas autoidentificadas como de derecha, lo cual guarda relación con la propuesta del fujimorismo: dedicada al libre mercado, el conservadurismo y la defensa de la constitución de 1993, entre otros. Lo más interesante surge en una investigación de Carlos Meléndez (2019), encontrando la existencia de una identidad partidaria fujimorista, que empieza como mencionamos, desde el gobierno de Alberto Fujimori, mediante vínculos sumamente personalistas; una identidad que se ha ido pasando de padres a hijos, pero que a partir de Keiko Fujimori se han empezado a crear vínculos programáticos con el electorado, esto si bien genera un fuerte apoyo electoral, no funciona con la misma intensidad fuera de este ámbito. Aun así, esto puede responder la primera pregunta, explicando el constante apoyo que fuerza popular ha tenido en las últimas tres elecciones alcanzando la segunda vuelta, porque a pesar de repetir que el Perú carece de partidos políticos, existen algunos que por su legado histórico han sido capaces de gestar una identidad partidaria en un escenario tan complicado como el peruano, que, aunque esta sea débil, es capaz de movilizar a un sector de la ciudadanía en los procesos electorales.
Ahora último, en las elecciones del 2021, se vivió un escenario polarizado, la derecha se presentó en tres partidos, pero Keiko Fujimori con Fuerza Popular nuevamente paso a la segunda vuelta. Como se explicó, existe un electorado identificado con el fujimorismo, lo que ya otorga una base de votos, pero, además, el fujimorismo también es fácilmente distinguible de las demás ofertas partidarias similares. Mientras otros partidos políticos tienen que usar recursos para transmitir su plan político y su posición ideológica, el fujimorismo lo hace de forma efectiva gracias al personalismo que lleva consigo.
Pero hablar del fujimorismo conlleva hablar de su identidad negativa, el antifujimorismo aglutina a personas de diversas partes del espectro político izquierda-derecha, así como el fujimorismo resalta lo positivo del gobierno de Alberto Fujimori, su identidad negativa hace lo contrario: recordando su dictadura, sus actos de corrupción, la violación de los derechos humanos en su batalla contra el terrorismo, la aplicación de medidas neoliberales en la economía peruana, entre otros. Esta identidad negativa ha sido el mayor obstáculo para la victoria de Keiko Fujimori en las tres últimas vueltas electorales, e incluso los sectores de izquierda anti fujimoristas, lo han trasladado para rechazar a partidos de derecha, a los que les han dado la etiqueta de partidos satélites fujimoristas.
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En conclusión, el partido Fuerza Popular es uno de los más sólidos y se ha mantenido vigente gracias al trabajo de su fundadora Keiko Fujimori, que usa los vínculos personalistas de su padre, y agrega su propia originalidad al mantener respeto por la democracia y distanciarse de los recuerdos negativos producto de la dictadura Fujimorista, creando un vínculo programático, y así también una identidad partidaria emergente en el electorado peruano, lo que ha asegurado su éxito en las elecciones presidenciales al pasar a la segunda vuelta en tres ocasiones. Pero, así como nace una identidad fujimorista, nace su identidad negativa, y el antifujimorismo juega un papel importante en épocas electorales, especialmente en el balotaje. Pese a lo expuesto, es muy probable que, con el retiro de Keiko Fujimori, Fuerza Popular pierda el apoyo electoral que ha gozado, ya que aún no habría una persona capaz de llevar el vínculo personalista de Alberto Fujimori.
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