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El voto voluntario y el comportamiento de las organizaciones políticas en el Perú

Foto del escritor: ANTHONY DÍAZ VILLAANTHONY DÍAZ VILLA

El voto voluntario es una propuesta que se ha debatido en varios momentos de nuestra etapa democrática, pero este nunca fue aprobado, hoy en día podemos preguntarnos aun si el voto voluntario es una opción factible en el Perú. Talvez se piense que esto daría pase a que solo las personas informadas y que realmente quieren participar en política vayan a votar, eligiendo así a un buen candidato limitando la posibilidad a outsiders o candidatos cuestionados a que accedan al poder. El problema de asumir esto es que ignora aspectos que se desarrollarán a continuación, una que es deducible, que es la participación de los electores, y la segunda, que es la naturaleza de los partidos políticos o movimientos regionales en la arena electoral bajo esta posibilidad.

El primero respecto a la participación, está ligado con el nivel de desafección política de los peruanos, cuanto aprecian los ciudadanos la democracia, y cuanta confianza tienen hacia los partidos políticos, en especial este último puede darnos pistas del ausentismo electoral que podría darse. Gracias a datos del latinobarometro, para el 2020 los peruanos tenían un 46% de apoyo hacia la democracia, de hecho hubo un incremento respecto al anterior año en un 3%, aunque de todas formas es un nivel no tan favorable, esto nos trae un problema porque aquellos que apoyen y crean en la democracia tendrán más probabilidad de ir a votar el día de las elecciones, aunque claro, aquellos que no, podrían igual ir a votar por un candidato que bajo la excusa de “mano dura” ponga a la democracia en peligro, de hecho así vemos que no es acertado creer que con un voto voluntario se escogerían a mejores candidatos.

Si pasamos a ver el nivel de confianza con los partidos políticos, los números son lamentables, solo el 7% de los peruanos confían en los partidos políticos. Si las elecciones fueran voluntarias el ausentismo se incrementaría bastante porque simplemente no piensan que al escoger por un partido las cosas vayan a mejorar, en especial después de tantas desilusiones a lo largo de la historia. Pero el ausentismo es uno de los problemas que más rápido pueden percibirse cuando se habla de establecer un voto voluntario, incluso con ello puede haber un apoyo hacia el voto voluntario, donde no importa este ausentismo mientras los “más aptos” vayan a votar.

Considero que, en un escenario de voto voluntario con los niveles de desafección actuales, el ausentismo si bien es cierto sería mucho mayor al actual, tampoco llegaría a niveles extremos, y aquí quiero aterrizar en el último problema del voto voluntario, al que le llame de naturaleza de los partidos y movimientos regionales, aunque hare especial énfasis en este último. Pese a que académicos puedan discrepar acerca de cómo nombrar a los movimientos regionales, ya sea como coaliciones de independientes, o protopartidos porque después de todo cumplen con la definición mínima de partidos políticos, se puede llegar al consenso de ver organizaciones políticas temporales sin ningún vínculo ideológico o programático entre sus militantes o candidatos a un cargo público, pero que suelen disponer de grandes capitales económicos o sociales que les permiten ser competitivos en la arena subnacional, entonces, si las elecciones fueran bajo el voto voluntario, los movimientos regionales harían uso de este capital económico para formar vastas redes clientelares para captar al mayor número de votantes, así en las elecciones subnacionales veríamos como los partidos con mayor capital económico dominarían este terreno. Ahora esto también podría trasladarse a las elecciones nacionales, donde con una gran maquinaria en todo el país se podría movilizar a los electores bajo ciertos incentivos, aunque en este escenario también entra en juego el aspecto ideológico, pero, aun así, considero que partidos políticos que dispongan o sean capaces de estructurar una gran maquinaria en todo el territorio, llegarían a ganar las elecciones, al menos en primera vuelta.

Si tomamos todo esto en cuenta, al final de todo, e incluso restando importancia al problema del ausentismo de los electores, la naturaleza de los partidos y movimientos regionales terminaría de eliminar aquel fin que se le dio al voto voluntario, desatando aún más el comportamiento de los partidos y movimientos regionales al poder comprar a los electores. Si ya solo las personas con un gran capital económico pueden participar en las elecciones subnacionales, ahora estas mismas personas comprarían directamente el puesto a alcalde o gobernador regional, y respecto al ámbito nacional, solo bastaría de gran capital económico para asegurar pasar a una segunda vuelta.

Esto solo se basa en observaciones y suposiciones tomando en cuenta el cómo se han formado y comportado los movimientos regionales en todo el Perú, trasladando este punto al ámbito nacional y partiendo también de la virtud mostrada al inicio de este articulo respecto a las ventajas del voto voluntario, que da mayor peso a la participación de las personas interesadas en la política.

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