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El pasado 29 de mayo, más de 21 millones de colombianos acudieron a las urnas para elegir el nuevo presidente del país.
La elección de los colombianos muestra el alejamiento de la actual política uribista y coloca a dos candidatos con ideologías opuestas para la corrida electoral de segunda vuelta: el izquierdista Gustavo Petro (40%) y el populista de derecha Rodolfo Hernández (28%).
Este resultado evidencia un escenario político desafiador para el pueblo colombiano y que deja un mensaje claro, el rechazo al uribismo y a la política tradicional. Casi 70% de los electores votaron contra los partidos tradicionales de derecha, que en elecciones anteriores obtuvieron los primeros lugares y que en esta nueva competencia electoral eran considerados favoritos.
Gustavo Petro, líder de la coalición política Pacto Histórico, en su tercer intento para el puesto presidencial se consagró el candidato favorito en estas elecciones. Petro, en todas sus campañas electorales, ha defendido propuestas de justica social, protección del medio ambiente, aumento de impuestos a los más ricos e inclusión de minorías sociales. Estas propuestas buscan un cambio significativo en Colombia, sobre todo
para las camadas sociales menos favorecidas, especialmente de los centros poblados y rurales, los cuales han sido víctimas de la "sobreexposición" del discurso de seguridad y del consecuente incremento de la pobreza monetaria (44,6% según datos del Dane-Colombia).
En el lado opuesto, está Rodolfo Hernández, líder del movimiento político Liga de Gobernantes Anticorrupción, conocido por ser una figura que enfrenta al Status Quo. Hernández presenta un cierto desdén por las reglas del juego electoral, no se presenta a los debates presidenciales y sigue una estrategia política parecida a la del expresidente estadounidense Donald Trump y del presidente brasileño Jair Bolsonaro, de desacreditar a los medios de comunicación y establecer una campaña política de diálogo directo a través de las redes sociales. Su propuesta como la de entregar premios a las alcaldías menos corruptas o devolver el dinero que se recupera por investigaciones anticorrupción, lo hacen un candidato interesante para los votantes que buscan un cambio en la política.
Si nos planteamos revisar lo que puede suceder en la segunda vuelta el próximo 19 de junio, tendremos que analizar inicialmente las estrategias que serán adoptadas por ambos candidatos. Gustavo Petro sabe que será una tarea difícil mantenerse en el liderato adquirida en la primera vuelta, ya que Hernández, a pesar de las acusaciones de corrupción que pesan contra él, ha recibido el apoyo de sus contrincantes y puede consagrarse el próximo presidente de Colombia. “Fico” Gutiérrez, en su discurso de cierre de campaña, resaltó el apoyo que brindará a Hernández en la segunda vuelta. Es evidente que esta coalición “Anti Petro” viene siendo la última opción de la derecha para evitar que el poder político se concentre en las manos de la izquierda. Además, Petro mantiene un estilo más radical en cuanto a su construcción idearía, esto es reforzado por su pasado guerrillero y con su acercamiento a Hugo Chávez. Por ende, si alguno quiere asegurar los votos, debe trabajar de manera conjunta con otros partidos y hacer llegar sus propuestas al 20% de los votantes indecisos.
Este 19 de junio, el candidato ganador, marcará un hito en la política e historia colombiana. El pueblo colombiano parace buscar el cambio, el abdicar y rechazar la política uribista muestra que busca alguien que pueda traer un cambio evidente en las políticas que cubran las necesidades del pueblo, no obstante este cambio aún no ha definido si la ruptura será con la política derechista y conservadora que es el eje conductor del país. Caso Petro sea electo, se sumará a la lista de presidentes de izquierda en Latinoamérica, incluso mostraría una totalidad en la Alianza del Pacífico con gobiernos de izquierda que actualmente tiene a Castillo en Perú, López Obrador en México y Boric en Chile.
El resultado de las elecciones traerá nuevas investigaciones y debates en el mundo político y en el académico. Colombia aún no ha elegido un presidente, pero el debate es intenso y nos lleva a pensar si esto es sólo un evento aislado o si marcará tendencia para el escenario político y las futuras elecciones en Colombia.
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