Porque su labor involucra el interés general, las autoridades y funcionarios públicos tienen la obligación de desempeñarse con transparencia. Asimismo, para cumplir con su labor de informar, los periodistas y los medios de comunicación tienen el deber de actuar siempre con apego a la verdad.
Sin embargo, por un lado, muchos somos conscientes que lo que los medios no siempre muestran los hechos tal como suceden en la realidad, es cada vez mayor el predominio de la posverdad, entendida como la “Distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales” (RAE). Por el otro lado tampoco tenemos ninguna certeza sobre lo que pasa en cada gobierno de turno; en la mayoría de casos las autoridades son muy cerradas y les cuesta ser trasparentes al momento de brindar información sobre su gestión o incluso dar declaraciones.
Si existe una relación de causa-efecto entre la falta de transparencia de los gobiernos y la posverdad de los medios de comunicación, ¿cuál de ellas origina a la otra? ¿La prensa especula ante la falta de información oficial? O es que las autoridades racionan la información que brindan para evitar que sea manipulada en su contra por los medios. No olvidemos que la ausencia de transparencia está estrechamente vinculada con la corrupción, y que la manipulación de la información obedece a intereses ideológicos, políticos o empresariales.
La información puede ser percibida como manipulada o sesgada en ambos ámbitos, y esto lleva a la búsqueda de fuentes alternativas de información que respalden las propias creencias y opiniones, además la polarización política y la fragmentación de la sociedad que también pueden contribuir a la difusión y aceptación de la posverdad, ya que las narrativas emocionales y simplificadas pueden ser más atractivas para ciertos grupos o comunidades.
Resulta pertinente conocer ciertas ideas acerca del apego a la verdad que debe existir den una sociedad, en el gobierno o en los medios de comunicación. Por ejemplo, para pensadores como Michel de Montaigne, quien en su obra "Ensayos", abordó una amplia variedad de temas, incluyendo la naturaleza humana, la moral, la política y la búsqueda de la verdad. Considera que la verdad absoluta es inalcanzable y que solo depende de la perspectiva de cada sujeto a través de la reflexión y la introspección; idea que calza muy bien con la mayoría de los medios de comunicación que solo informan lo que desean y le conviene al grupo que representan.
Otro pensamiento para tomar en cuenta es de Maquiavelo, quien considera que “El Príncipe” debe ser capaz de mentir y engañar para mantener el poder y brindar una protección al estado y a la vez cuidadoso al hacerlo; este consejo se encuentra más adherido a los gobernantes que, a través del dominio de los medios, procuran ocultar la realidad (de sus malas acciones). Debemos considerar ambas líneas de pensamiento en su verdadera dimensión y en el contexto en que se desarrollaron; en pleno siglo XXI, en la era de la información y de las sociedades plurales y democráticas, no se debe relativizar, ocultar ni manipular la información, cualquiera que sea la fuente: el Estado, la prensa o la sociedad misma.
El desapego a la verdad tiene efectos devastadores. La desinformación no permite que las personas y las sociedades se desarrollen, no facilita el respeto que debe existir hacia el prójimo ni a las normas de convivencia y las instituciones, La posverdad confunde y provoca cambios en el pensamiento de las personas; el encasillamiento en idearios políticos poco descifrables no permite llegar acuerdos sobre cualquier problemática y, en muchos casos, fomenta el odio, la discriminación y la violencia hacia otros grupos. A su vez, la incredulidad de la ciudadanía deriva en el desprestigio de los medios de comunicación tradicional, en la pérdida de confianza de la ciudadanía en las autoridades, en la falta de legitimidad de las instituciones. En suma, la manipulación de la información y la falta de transparencia afectan la convivencia y el progreso de la sociedad, la gobernabilidad del Estado y la democracia misma. Entonces ¿De qué manera podemos contribuir?
Desde nuestra perspectiva, creemos que debemos actuar como consumidores responsables de información; primero, se debe educar para que las informaciones sin fuentes fidedignas y que sean direccionadas o mal intencionadas no deban extenderse a través de las plataformas sociales, por lo que es indispensable no compartirlas y denunciarlas, tal vez nos equivoquemos y compartamos o repitamos dicha información, pero lo importante es admitir el error y rectificarlo. Otro consejo es tratar de comparar la noticia y una manera eficaz es que siempre hay otras opciones, como canales internacionales o medios independientes que son más minuciosos en explicarte el contexto de la noticia ya que no se encuentran con la influencia de la política.
En resumen, aunque es comprensible (y hasta necesario) que tengamos dudas sobre la veracidad de la información que recibimos de los medios de comunicación y de las autoridades y gobiernos, es importante seguirlos y analizarlos para tener una idea de hacia dónde se dirigen sus intereses y cómo nos pueden afectarnos, y también para que sepan que los sometemos a escrutinio verificando su información. Al estar al tanto de esto, podemos corroborar, analizar y tomar decisiones sensatas para alzar nuestra voz.
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