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PERSONALIZACIÓN: OBSTÁCULO DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS.

Foto del escritor: Danna Díaz BenavidesDanna Díaz Benavides

Un factor constituyente de la falta de cultura política y de procesos electorales sin seriedad.

Cuando se piensa en partidos peruanos como el Partido Político Nacional Perú Libre, Fuerza Popular y Alianza Popular Revolucionaria Americana, ¿Qué es a lo primero a lo que los asociamos? Fácil, los asociamos a Pedro Castillo, la familia Fujimori y Alan García respectivamente, personajes que no tienen la mejor reputación por ser asociados a la corrupción y algunos, por su falta de conocimiento y preparación política.


Perú tiene varias dificultades dentro de su ámbito político y una de ellas es la personalización de partidos políticos, una tendencia y obstáculo que se refiere al protagonismo que tienen los líderes políticos respecto a sus partidos, siendo el centro y la imagen principal a la que se los vincula en diversos contextos como los electorales. Lamentablemente, ante la poca cultura política que presenta un país como el nuestro y como muchos otros latinoamericanos, los líderes políticos son factores determinantes en cuanto la elección del voto, que como se sabe, es totalmente emocional.


La personalización no es un fenómeno nuevo si vemos a través de la historia política; sin embargo, gracias a la evolución de los medios de comunicación, la preocupación por la imagen de los líderes por parte de estrategas y asesores electorales ha incrementado debido a que, si se da una imagen negativa, afecta a todo el partido en general ante el ojo público. Asimismo, a esto se le suma el que vivimos en un mundo de desinformación como se ve en redes sociales, que influyen en la percepción de los hechos y conlleva a la pérdida de confianza en los partidos.


Por ejemplo, el APRA desde el fallecimiento de su fundador, Víctor Raúl Haya de la Torre, ha ido perdiendo lentamente credibilidad por el creciente concepto del “alanismo” gracias a los actos que proyectó García durante su carrera política: una persona alejada de la ética, ambiciosa y con poderes de convencimiento a través de su oratoria transmitida en sus mensajes y alabada en medios. Ahora el partido, está sujeto a que se lo relacione con un círculo cerrado de partidarios y la burocracia, lo que lo ha llevado con el tiempo a su declive, aún más al no tener un líder predominante que lo represente.


Actualmente, presidente Castillo con Perú Libre, que desde principios de su candidatura se presentó como un representante del pueblo - profesor humilde y campesino rondero - y alegó que mantenía una distancia prudente de su organización al mencionar que la cabeza en el gobierno era él, pero se puso en evidencia que tal discurso solo era una capa sobre las verdaderas intenciones que se demostraron con audios y declaraciones de otros participantes del partido, revelando sus intenciones autoritarias y conservadoras y, las operaciones ilegales ejecutadas dentro de instituciones públicas.


De esta manera, Perú Libre, con poco tiempo dentro del mundo electoral, es considerado uno más del montón, desarrollando un sentimiento de rechazo como se ve con la encuesta de IPSOS llevada a cabo en mayo de este año, donde un 42% está de acuerdo con la vacancia presidencial de Castillo y un 17% lo considera y podría estarlo. Igualmente, Fuerza Popular va en declive, pues también proyectaba la misma imagen cuando era llamado Cambio 90, haciendo que el pueblo peruano antagonice las elecciones de 1990 como una lucha entre la clase de élite contra el pueblo, “el rico contra el chino” en una época marcada por el terrorismo y hundimiento económico. Así hay otros casos como César Acuña con Alianza para el Progreso, Ollanta Humala con el Partido Nacionalista Peruano, Daniel Urresti con Podemos Perú, entre otros.


Por otro lado, otra consecuencia de la personalización de partidos es que los líderes, al llevarse toda la atención de los electores, estos no prestan cuidado a los candidatos al Congreso y ni a su hoja de vida, llevándolos a que, en última instancia a la hora de ejercer su voto, elijan a cualquiera o por afinidad del partido de su preferencia. Incluso, los medios de comunicación no cubren de forma pareja al voto congresal como al presidencial, adicionando que en sus plataformas y las del Estado, no hay información suficiente para un análisis óptimo de las capacidades y experiencias de estos. Con esta situación recurrente, es irónico el ver cómo los mismos ciudadanos se quejan poco tiempo después de sus propias acciones al poner en puestos de tal magnitud a incompetentes en su mayoría. Un caso excepcional es Frente Popular Agrícola Fía del Perú o FREPAP, uno de los partidos que se consolidó como el más votado para 2020 en las elecciones congresales extraordinarias, que no necesitó contar con un líder resaltante, sino acercarse y proyectarse con los sectores urbanos y rurales marginados, apoyándose de la religión, el milenarismo incaico y la moral.


Como observamos, la personalización de partidos siempre existió y existirá al haber actores políticos que se destacan, construyendo una reputación positiva o negativa que va a afectar a la organización y gente a la que estén asociados, estando en una posición vulnerable por los medios de comunicación en asecho constante, los cuales forman parte de una estrategia electoral dependiendo del marco nacional e internacional. No obstante, la personalización únicamente es el trasfondo de la gran problemática que tenemos en Perú: la escasez de interés político fomentada en la sociedad, dando paso a que se repita el círculo vicioso de elección de personas ineficaces en política, actos de corrupción, subdesarrollo, descontento social y nuevos procesos de votación.

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